jueves, 4 de octubre de 2012

LAS MUJERES Y LA PRESIDENTA, OPINION


Por Luciana Sousa I Yegua montonera, vieja puta, conchuda. En un rápido repaso de las consignas de buena parte de los que se manifiestan con sus cacerolas se pueden rastrear insultos a la Presidenta atravesados por la cuestión de género. Lo mismo sucede en varios diarios online, donde los comentaristas se refieren en estos términos, sobretodo, comentaristas mujeres.
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¿Por qué las mujeres atacan con agravios de género a Cristina? Como menciona Luciana Sánchez, de Lesbianas y Feministas por la Descriminalización del Aborto, en el dossier de Mujeres y Política, “durante los gobiernos kirchneristas, pero sobre todo en los de Cristina, fue cuando más impulso se dio a los derechos de las mujeres”. La participación de mujeres en todos los poderes del Estado, da cuenta de este fenómeno, a punto tal que Argentina es país modelo en Latinoamérica en la formulación y aplicación de la Ley de Cupo.
Cristina Fernández es, junto a Dilma Roussef en Brasil y Laura Chinchilla en Costa Rica, una de las tres presidentas mujeres, quienes hoy gobiernan al 40% de la población de América Latina. Con este panorama, resulta difícil explicar por qué un sector femenino de la ciudadanía insiste en reproducir agravios machistas y conservadores ya que, como sugiere la diputada del FPV, Juliana Di Tullio, si agreden a Cristina por ser mujer, agreden a todas las mujeres: “si en Bolivia, Evo Morales representa a los pueblos originarios de su país, y en Estados Unidos, el Presidente Obama representa a los afrodescendientes; en Argentina Cristina Fernández representa a las mujeres”. En ese sentido, la Diputada amplía: “a ningún espacio o sector de oposición se le ocurriría denostar un Presidente varón en su condición de genero masculino pero sí se lo hace con una Presidenta mujer. Las mujeres ejerciendo poder, los afrodescendientes o los representantes de pueblos originarios generan mas allá de oposiciones políticas, agresiones por sus condiciones específicas”.

Oprimidas que oprimen

"Con esa personalidad no vas a conseguir marido", se le decía y aún dice a una niña contestataria, que hace escuchar su voz. "No hagas sentir a los hombres menos inteligentes que vos", nos aconsejaban nuestras madres y tal vez algunas sigan dando esos consejos, -sostiene Elsa Ducraroff, escritora, crítica y docente feminista-. ¿Cómo esta mujer se planta y dice "soy inteligente, sé hacer las cosas, tengo poder"? Eso es "soberbia". Si lo dice Cavallo, si lo decía Menem, estaba bien, ¿pero una mujer? Como todo grupo oprimido, las mujeres desarrollan resentimiento y odio entre sí, para salir de esa posición hay que construir una conciencia de género que nos muestre que esa desunión y esa envidia son una victoria de nuestros opresores”.
“Hay una visión patriarcal que persiste en el seno de las sociedades, -sostiene la Diputada Di Tullio-. Todavía existen esos patrones socioculturales misóginos, machistas y violentos. Es quizás, en los sectores de mayor poder adquisitivo en donde hay un mayor rechazo a la equidad y distribución de esos roles ya que los varones “proveedores” parecen ser los que les garantizan a las mujeres la “pertenencia perpetua” a ese sector social”.

Di Tullio opina que “la reacción de estas mujeres, es una reacción al vértigo de lo desconocido, lo no establecido que se percibe como amenazante, peligroso, malo. Recordemos que todo cambio conlleva los miedos antes mencionados, y acáestamos hablando de cambios culturales y socio políticos muy importantes, nada menos que el rol de una mujer con investidura Presidencial, una mujer que decide y tiene voz propia y que habla, una mujer que se impone, no solo desde la fuerza del discurso, sino con medidas de gobierno”.

“Las mujeres que ofenden a Cristina desde el género son víctimas de su propia concepción cultural, -opina el periodista Hernán Brienza-. Hay mucho de machismo pero también hay mucho de envidia en aquellas mujeres que no han podido lograr aquello que querían de sus vidas, y que ven en ella su propia frustración. En general, son mujeres que saben poco o nada de política y se enfrentan a la imposibilidad de realizar un planteo político serio”.

“Por supuesto que es posible hacer planteos políticos críticos hacia Cristina, objetarle cosas, pero esa furia particularmente ensañada que Cristina despierta entre muchas es la otra cara de la admiración y la envidia porque ella ejerce de frente y con legitimidad lo que las mujeres tenemos culturalmente prohibido ejercer, salvo con tretas oscuras e ilegítimas: el poder”, sintetiza Drucaroff.

A la sombra de Evita

¿Es posible poner en relación los ataques misóginos a Cristina con los que recibiera hace más de medio siglo atrás Evita? “Evita resignifica el lugar de la mujer en particular, como parte fundamental de los procesos de cambio que comenzaron a durante ese período histórico en nuestro país.  Con Evita surge a la vida pública un nuevo actor social que amenaza el status quo y de esa manera  se gana el odio de un sector de la sociedad, en especial mujeres, incluso después de muerta, -explica Di Tullio-. Son esos mismos sectores que dicen hoy que Cristina debería ir a hacerle compañía a Néstor, los mismos que vivaban el cáncer”.
Por su parte, Ducraroff opina: “además del componente de género entra el componente de clase: el odio  porque Cristina desde el poder hace una cierta política redistributiva. Una clase dominante cebada durante décadas en imponer su más absoluto antojo y negocio sin que el estado le ponga límite alguno encuentra en este pequeño límite una afrenta intolerable, revive el odio enfurecido contra el primer peronismo, odio de clase, por eso el gorilismo que pide a gritos muerte a Cristina. En la comparación con Evita se cruzan odio de género con odio de clase”.

El rol de los medios

Buena parte de la prensa no solo no colabora, si no que incentiva este odio. Todavía es reciente la polémica que suscitó la última tapa de la Revista Noticias, que tiene una larga tradición en materia de ataques misóginos a la Presidenta. Sin embargo, existen avisos publicitarios, series, revistas, notas periodísticas y ficciones que a fuerza de insistir sobre el papel de la mujer en la sociedad, adoctrinan a las jóvenes y perpetúan un modelo de mujer arcaico, machista y reaccionario.
En ese sentido, la periodista y militante feminista Amanda Alba, en una nota a esta agencia, señala:

“Vivimos en una sociedad patriarcal que tiene una mirada sobre los roles de género. Sobre los roles que debemos cubrir hombres y mujeres y en ese sentido se van construyendo relatos en relación a esto. Me parece que los grandes medios de comunicación intentan permanentemente ponernos en un lugar de que las mujeres estamos tratando de salir todo el tiempo, de ese rol del cuidado para los otros, maternal, como es exclusivo de las mujeres, de servicio para el resto de la familia”.

“Históricamente, los medios de comunicación, cualquiera haya sido siglos atrás o en la actualidad de forma más masiva e inmediata; han contribuido a perpetuar estos roles, -señala Di Tullio-. Lo que se advierte es que se está llevando a cabo una fenomenal embestida opositora contra el Gobierno de Cristina Fernández pero ya no en su forma de Gobierno, sino en su figura personal”.
“El movimiento es dialéctico; los medios reproducen un modelo que también reciben de una parte de la audiencia femenina que se ve a sí misma en esos roles. Es un juego perverso que se retroalimenta”, sostiene Brienza, quien afirma que la última tapa de la Revista Noticias no le preocupa tanto “en cuanto a la imagen, desde lo estético, sino que se utilice el goce para deslegitimar una gestión de Gobierno liderada por una mujer”.

“Los ataques provienen principalmente de los medios concentrados, que ven seriamente amenazada su rentabilidad a partir de la Ley de medios de comunicación audiovisual que impide la concentración de voces, -asegura Di Tullio-. Es clara la violencia psicológica y simbólica ya que a través de patrones estereotipados, se transmite desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad y  demostrando además un profundo menosprecio por la condición femenina”.
La nueva Ley de Comunicación Audiovisual incluye tres artículos relacionados con la no estigmatización de las mujeres en los medios. “Es complicado reglamentar estas cuestiones. Es un avance que esté en la Ley, pero depende mucho de la reglamentación y cómo se aplica”, cree Brienza.

GB

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